sábado, 2 de julio de 2011

La Muerte de Gaia

Es curioso, pero normalmente, una vez que se me olvida un sueño, no vuelvo a recordarlo hasta dentro de mucho tiempo si se da la casualidad de que lo tengo otra vez, o uno muy similar. Eso, o directamente lo olvido para siempre. Sin embargo, esta vez recordé el sueño de esta noche, al menos lo principal, mientras estaba tranquilamente tirada en el sofá, con el gato durmiendo al lado de una pierna y pataleando de vez en cuando cada vez que soñaba, imagino, que perseguía algo. Y es de esos sueños que, si bien no es del todo alegre, sí ha sido intenso, en cierto modo, y me gustaría que no se volviese a perder en el olvido. Últimamente, cuando tengo un sueño que quiero recordar, suelo escribirlo directamente en un Word que tengo especialmente para ello, guardado en mi disco duro externo. Pero esta vez, por algún motivo que desconozco, tengo la necesidad de compartirlo. Porque los anteriores siempre me podían dar alguna idea para relatos, pero... Sé que éste se va a quedar así. Que no voy a ser capaz de desarrollarlo más, ni sería capaz de darle un final digno. De modo que prefiero compartirlo y guardarlo tal como lo soñé, sin añadidos ni modificaciones.

No recuerdo cómo empieza exactamente, si soy sincera. La primera imagen que me llega a la mente es una especie de hueco enorme y rectangular en el suelo, de mármol blanco, y donde estamos varias personas. Supongo, todos vecinos, aunque en la realidad no las he visto en la vida. Dicho hueco creo que tenía la función de improvisada piscina, o algo así. Lo cierto es que el escenario resultaba bastante extraño: Una mezcla entre futurista, maqueta gigante y realidad virtual estilo Tron pero sin luces de neón. O, dicho de otro modo, había una zona de rascacielos enormes. Y, cuando digo enormes, digo ENORMES. La zona de los ricos, creo, porque no estábamos dentro de ella, sino en algo así como las "afueras". Y tanto el cielo como el suelo del lugar en sí (no el blanco de los edificios y el mármol) eran negros, sin ningún tipo de luz ni textura o similar. De hecho, aún ahora dudo de si realmente se trata de la Tierra en el futuro muy lejano o una colonia humana en otra parte. Aunque ya se sabe que lo sueños rara vez son lógicos.

Volviendo a lo que iba. Yo estaba fuera de la enorme "piscina", donde había más gente, alguna fuera y otra dentro del agua. Llegado un momento, parece que llega una enorme ola que comienza a llenarla hasta los topes. Pero la sorpresa gorda es que dicha ola lleva consigo a un montonazo de especies acuáticas, tanto de agua dulce como salada. A pesar de ser un echo inaudito, lejos de asustarnos, nos emocionamos y alegramos muchísimo. Todas las personas de allí buscaban con la mirada a su criatura acuática favorita, algunos acariciaban alguna. Había focas, peces manta y rayas, incluso apareció una enorme orca que parecía estar embistiendo o a punto de embestir. Lejos de asustarme, me acerqué directamente a la zona de la orilla donde calculé que llegaría la orca, y directamente le toqué el morro con ambas manos. Estábamos felices. Muy felices. Era un contacto directo con la naturaleza marina, y disfrutamos igual que si estuviéramos en un improvisado acuario.

No recuerdo muy bien cómo fueron exactamente los sucesos. Creo que primero el agua comenzó a disminuir, y las criaturas a morir sin explicación aparente. Lo que sí tengo grabado a fuego en la mente es la imagen de un círculo de gente alrededor de un cuerpo humano tirado en el suelo. Yo me acerqué, y me arrodillé al lado de la persona, para estrecharla entre mis brazos y mirarle a la cara. A pesar de no haberla visto nunca, todos los de allí sabíamos quién era. Una mujer joven, guapa, y de largos cabellos verdes y ondulados. Era Gaia, en una representación humana. Pero no la diosa, sino la mismísima Naturaleza. Dijo que se estaba muriendo, y así fue. Murió entre mis brazos, y en el sueño lloré. Lloré a lágrima viva, como si acabara de perder a alguien muy querido. A una madre, una amiga o una hermana. Porque aquello significaba, directamente, el fin de la vida. Que toda la tecnología y la contaminación de allí al final habían acabado con la atmósfera, con todo.

Justo en ese momento, al mirar hacia atrás, vi que, no sé desde dónde, una especie de materia, por llamarla de algún modo, comenzó a extenderse por todo el suelo. Era de un gris muy claro, incluso diría que de un plateado brillante rozando prácticamente el blanco, si no era blanco directamente. De algún modo todos sabíamos qué era, o más bien nos lo imaginábamos, y comenzamos a huir hacia la ciudad de enormes rascacielos. Porque intuíamos que, si esa cosa nos alcanzaba, nos convertiría en estatuas para siempre, volviéndonos del mismo material que se estaba tornando todo el escenario. También sospechaba dónde estaríamos a salvo: En el edificio del empresario culpable de la muerte de Gaia, y de todo lo que estaba pasando. De modo que corriendo, e incluso dando saltos sobrehumanos, logré llegar no recuerdo si al edificio principal o a uno de sus negocios, pero sí al menos a zona segura. Por algún motivo, aquella masa no podía meterse dentro de los edificios.

El edificio donde entré era un acuario precisamente de ese magnate. Estaba lleno de peceras gigantes con toda clase de especies marinas. Yo seguía de vez en cuando llorando la muerte de Gaia, desesperanzada porque la tecnología no era tan avanzada para poder recuperar una atmósfera respirable, ni un suelo fértil donde pudiéramos volver a recuperar la vida. Aún así, la única solución era intentar convencer al empresario de que arreglase aquello invirtiendo precisamente en ese tipo de tecnología, para no acabarnos extinguiendo y muriendo como el resto de criaturas del planeta. Curiosamente me encontré al magnate, y a una chica que estaba discutiendo con él exigiéndole precisamente eso. Si bien no la he visto nunca en la vida real, en el sueño era una muy buena amiga, bastante querida. Incluso en cuanto me vio, se interrumpió la discusión y nos abrazamos, alegrándonos de que la materia no nos hubiera atrapado. Y luego ella vuelta a discutir y exigirle al magnate. Lo último que recuerdo fue que en un momento un guardia la amenazó con una pistola, y yo me interpuse, con cara completamente seria y todavía con restos de lágrimas en las mejillas.

No voy a decir que disparó en el sueño, porque no fue así. Quizás ni lo hubiera hecho. Pero ahí se terminó. Es sólo un sueño, pero creo que se le puede sacar un mensaje más profundo. O, al menos, sacar un buen debate de esto. Además... Por alguna razón, en él me sentí demasiado vinculada por la naturaleza. En fin, no sé qué más poner, así que... Opiniones quién quiera, plis ^^

¡Saludos y mordiscos!